El problema de los Neopentecostales

EL ORIGEN DEL NEOPENTECOSTALISMO

por: Helio Colombe

No fueron los Neopentecostales que properaron AmericaEl movimiento neopentecostal no surgió de repente en el mundo. Fue una deformación del pentecostalismo que se estructuraba en los conformes de la Biblia, y avanzaba evangelizando multitudes, especialmente en América Latina y África.

El marco inicial histórico de este nuevo movimiento (que significa «neo«: Nuevo pentecostalismo) fueron la explosión de los Televangelistas americanos. Estos hombres comenzaron hacer programas en la TV en horarios especiales, espacios carísimos. Tales evangelistas casi no trabajaban en templos, sino usaban la pura comunicación televisiva y radiofónica. Así que, pedían a sus televidentes ofrendas altísimas para mantenerse en el aire.

Con eso, el programa perdía el foco principal de evangelizar y enseñar para apenas recaudar fondos para la obra misionera de aquel determinado evangelista. Comenzaban los exageros.

Para mantener la motivación de los colaboradores financieros, era necesario algo más que simplemente las bases doctrinales del pentecostalismo. Luego, estos evangelistas se aprovecharon del espíritu emprendedor americano, su cultura consumista y del capitalismo que América estaba acostumbrada, para mezclar con ideas metafísicas que espiritualizaban la codicia y avaricia.

No es tan venenoso un sistema económico de un país que prospera, pero aprovecharse de la cultura para mezclar el veneno de «espiritualizar la avaricia», esto sí traería graves consecuencias para toda nación y mundo.

No fue el movimiento neopentecostal que prosperó América. Esta es la falsa idea que es exportada a los otros países que aceptan el neopentecostalismo como el causante de la prosperidad americana. Antes de existir tal movimiento, los EUA prosperaron como resultado de su cristianismo puro y su pueblo volteado a Dios desde su colonización y fundación. La verdad es que fue en la llegada del neopentecostalismo, que América comenzó a hundirse, incluso económicamente. Una nación que se importa con Dios va a prosperar, pero una nación que se vuelve neopentecostal, va a «caer en el lazo del diablo», ya que el «amor al dinero es raiz de todos los males».

El Neopentecostalismo es en verdad la pura «Teología de la Prosperidad«, o más bien, el Evangelio de la Prosperidad. Él se cree el prosperador de los cristianos, sin embargo, él es el gran engañador, ilusionista, y dios Mamón disfrazado de cristianismo. Por lo tanto, el neopentecostalismo es mejor llamado de Evangelio de la Ostentación (para que no ofendamos la prosperidad que Dios, con el tiempo, hace brotar en su pueblo que se importa con Él).

Por eso, la adopción de los conceptos metafísicos por medio de los Televangelistas americanos fue por un único motivo: Primeramente, necesidad. Después, que se vio tanto dinero, se siguió en este rumbo por avaricia y deseo de tener más. 

La semejanza de un volante de Metafísica

La semejanza de un volante de Metafísica

Ellos «cristianizaron la metafísica». Para que se comprenda mejor. Pero, no es metafísica en términos científicos, sino la metafísica al estilo de «poder de la mente«, «ley de atracción«, un tipo de religión material que habla de un poder centrado en el hombre, un poder psíquico y meramente humanista. Un hombre-dios en la tierra, «capaz de crear cosas con la palabra y pensamientos» (ESO ES METAFÍSICA PURA). Una nueva era en que el hombre es el centro del universo, servido por todos los demás, incluso por Dios. Dios, si existe para ellos, está corriendo para satisfacer los sueños y deseos de sus hijos. ¿Quién es el centro de esta idea?

Se cristianizaron estas ideas, o este falso espíritu. Se fueron ajustando versículos de la Biblia y partes de ella con la filosofía metafísica. Eso, sin olvidar, el inmenso deseo de querer más dinero.

Pero, todo se justificaría con el propósito de ganar mucho para dar ofrendas a la Obra de Dios. Entonces, con ello, se justificaba (o se «santificaba») la intención de correr detrás de la riqueza. Una carrera que nunca tendría fin y que llevaría el hombre para lejos del Verdadero Dios y de la pura y sencilla fe que los había prosperado naturalmente.

Estas doctrinas cristianizadas sonaban algo novedoso y estimulante. Algo que traía motivación por la lucha material «en nombre de Dios». Era una cruzada por conquistar el dinero que no se tenía todavía. Una carrera loca y desesperante, justificada por sus intenciones y por algunos fragmentos distorsionados de la Biblia.

Un gran resorte para este evangelio de ilusiones fue muy bien explorado en Latinoamérica, se llama: Sentimiento de Descontentamiento. Este sentimiento, que fácilmente se casa con la envidia, hace que el ser humano siempre esté indignado y con la sensación que aún no tiene lo que necesita, está siempre vacío, insatisfecho. Es justamente el contrario de la palabra Felicidad, que quiere decir, estar contento. El pueblo de Dios es bendecido (que significa «feliz»), pero fue enseñados por estos hombres que no deben ser felices, o sea, tenían que portarse como maldecidos. De ahí, comienza la lamentación constante, la indignación contra Dios, la murmuración y el fin trágico en el desierto (leer Números cap. 11).

La envidia también es un descontentamiento que nace de comparase con los demás: ¿Por qué él tiene y yo no tengo? ¿Por qué el impío tiene y yo que soy hijo de Dios no poseo? Este tipo de espíritu es el espíritu codicioso y envidioso de lucifer. Siempre se está haciendo comparaciones en las prédicas neopentecostales para despertar indignación en las personas.

Es eso que genera una ansiedad infinita. La ansiedad es otro pecado que Cristo nos alertó a no vivirlo. Nos dejó dicho claramente que al buscar «en primer lugar Su Reino y Su Justicia, todas estas cosas serán añadidas» (Mateo 6:33). Pero, el hombre cree que tiene más razón que Dios y que si no corra detrás de «todas estas cosas», él nunca las va a alcanzar

Eso niega el sentido de la Palabra de Dios que dice por ejemplo que «lo que Israel buscaba no lo alcanzó, pero los escogidos sí lo alcanzaron» (Romanos 11:7). Y, «que no es de los veloces la carrera, ni de los fuertes la guerra, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; pues a todos les llega el tiempo y la ocasión.» (Eclesiastés. 9:11)

Sin notar, el cristiano que entra en el movimiento neopentecostal (que es el del Evangelio de Ostentación, de ilusiones), él va dejando Dios sin percibir. Eso de manera muy sagaz ya que muchas de estas ideas metafísicas «se visten» de versículos bíblicos. Y, aquel que nunca fue cristiano, y escucha la «Palabra de Dios» de esta forma, o que este ropaje, por tener su naturaleza carnal y mundana, prefiere este Evangelio de «puertas anchas«. Más adelante, si él oye el verdadero Evangelio, él no lo va a aceptar como verdadero, pues fue formado en la «fe materialista«, o más bien, «fe metafísica».

¡Es por esto que muchos cristianos antiguos en el Evangelio a principio no se dieron cuenta de lo que pasaba en sus propias iglesias! No se veía peligro porque no se veía lo que pasaría en el futuro. Poco a poco, las iglesias que comenzaron muy espirituales, ahora estaban quedando materialistas. El amor se había enfriado, o bien, suplantado por el amor al dinero. Esa es la iglesia tibia del Apocalipsis (3:15-17): La iglesia neopentecostal. 

Los cristianos más antiguos entienden bien este proceso. Ellos saben bien de los que trato de explicar y saben que eso es cierto. Muchos de ellos siempre comentan:

«NO SÉ PORQUE MI IGLESIA SE HA VUELTO TAN DIFERENTE DE ANTESEL ESPÍRITU DE LA IGLESIA CAMBIÓ… NO SÉ LO QUE PASA, PERO ALGO ESTÁ PASANDO«.

el neopentecostalismo es mejor llamado de Evangelio de la OstentaciónO sea, estos miembros son más sensibles a lo que está ocurriendo que sus propios líderes cegados por el poder de este mundo, de este siglo. Lo que realmente pasa es que con la aceptación de estas doctrinas metafísicas en esta comunidad, «el arca fue tomada» de ahí y «se fue la Gloria de Dios» de este lugar, gracias al sacerdocio avaro y complaciente (1ro Samuel 4:21).

Ya los neófitos, estos novatos que llegaron cuando todo ya estaba corrompido, solo conocen lo que ya es podrido y defienden este asqueroso sistema como porristas fanáticos que no tienen ningún argumento verdadero para defender sus instituciones. No defienden una causa con argumentos sino con pasión porrista. ¡Eso que es ceguera! (Ciegos guiados por otros ciegos, ambos caerán)….

Lean también: LOS JESUITAS IDEALIZARON EL NEOPENTECOSTALISMO: http://goo.gl/PzH8Go

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